La venganza de Feliciano
Ya hacia un año que el hijo mayor de la familia Ejies había desaparecido. La familia estaba compuesta por la madre, Juana, el padre Carlos, y los hijos mellizos de 12 años, Ivan y Sol. Decidieron ir a acampar todos a un bosque de Bariloche, ya que ese era el lugar preferido del hijo mayor, Feliciano. Al llegar al bosque, no tenían lugar para poner la carpa, así que decidieron entrar a una cabaña abandonada en el lugar. Podrían estar allí por lo menos una semana. Durante la noche, mientras dormían en el living todos juntos, se escuchaban ruidos y hacia frío, así que decidieron cerrar las ventas y prender el hogar. Se durmieron pero los ruidos seguían. Igualmente, los ignoraron.
En la mañana, ya todos despiertos, deciden salir de la cabaña a jugar todos juntos. Casualmente, la puerta estaba trabada, y no podían abrirla. Todos decidieron abrir las ventanas que habían (en total eran 5). Pero mientras intentaban abrirlas inútilmente, alguien toco la puerta. Todos se callaron y se quedaron quietos. La puerta empezó a ser tocada cada vez mas fuerte, hasta que un loco con una mascara y una sierra la abre. Tiro la sierra al piso y los 4 lo miraron totalmente asustados el loco no dejo que ninguno de los 4 se escape, así que ató a Ivan y a sol a dos sillas. Eran nudos muy difíciles de desatar. A Carlos, lo ató a la chimenea del hogar y prendió el fuego. Ninguno tenia tiempo de defenderse. A todos, menos a Juana, les puso una toalla en la boca así no hablaban. Era muy raro que a Juana no le haga nada. De repente, empezó a gritarle a Juana que una madre debe cocinarle a su hijo. Juana, sorprendida, le pregunto que quería comer (porque quizás si le daba de comer, los liberaría a todos). Otra vez, el loco enojado le dijo que toda madre sabe lo que quiere su hijo. Con esta respuesta, Juana fue a la cocina y quedo totalmente impactada con lo que vio; estaba lleno de animales muertos, vacas, patos, gansos, etc. Juana, con muchísimo asco que el que podría imaginar, preparo vaca al pato. Fue al comedor y le sirvió la comida al loco. Mientras el comía distraído, ella corrió hacia donde estaba su familia, pero era tarde. Carlos cayó sobre el fuego, Ivan cayo en la nieve ahogado y la soga le corto la circulación a Sol. La madre, desconsolada, fue a decirle al loco que ya era hora de dormir. El loco, complacido, la obedeció. Ya en su cuarto, dormido, la madre tomó un hacha. Caminó hacia su cuarto sigilosamente y vio todos juguetes viejos que ya deberían estar en la basura. Desafortunadamente, estaba todo tan oscuro, que Juana piso un pato de goma sin darse cuenta. El loco se levanto gritando y la madre revoleó el hacha de los nervios. El loco la miró con una cara tétrica, pero con su mascara puesta. De repente, se saca la mascara, y se declaro el mismo:
"Sabia que algún día volverían, ¿no les parece raro? dejaron de buscarme y sin que se den cuenta me terminaron encontrando"