Cuando
tenía 5 años, iba a lo de mi vecina y jugaba con sus mascotas. Un día ella
llegó a mi casa con una tortuga chiquita que había encontrado en la plaza. La
llamamos Micaela y ni bien entró, se le metió una hormiga en el ojo y rápido se
escondió debajo de las hojas caídas del nogal. Con mucha paciencia con Mora se la
sacamos con una pinza.
Con
los años, aburrida trepa los escalones y queda boca arriba, en un intento de
terminar con una vida de soledad.
Su gran caparazón
era grande como un portón
Y aunque no se podía pintar
con Mora lo hicimos igual
Se escabulló entre la
vegetación
y una hormiga la invadió
con una herramienta de metal
sacó al insecto con bondad
Así Micaela encontró
su usual comida y almorzó
pero cuando se arrepintió
otra cosa se comió.
Ahora entre las rejas
se mete para no estar
mas presente sigue ella
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